Sin confirmar oficialmente la presencia aquí de la nueva cepa del coronavirus
SARS-CoV-2, pero con la seguridad de que ya circula, las autoridades del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (Mspas) insisten en que «vacunarse es el mejor regalo para las familias este fin de año».
En carrera contra el tiempo, la Cartera confirmó la apertura para hoy, el 1 y 2 de enero de centros de inmunización no solo en esta capital, sino también en siete departamentos con el lema «Cuidemos de nosotros y de los que amamos» en un intento por llegar a quienes aún no cuentan ni siquiera con una primera dosis de los biológicos.
La propaganda por las redes sociales del Ministerio llama a los guatemaltecos a no desaprovechar esta oportunidad en los días de asueto, pues ese, afirman, también es un acto de amor hacia los seres más cercanos.
La prevención, explican, es la mejor herramienta ante Ómicron y ello incluye el uso adecuado de mascarillas y evitar las aglomeraciones para disminuir las posibilidades de contagio.
Según la última actualización del Mspas, hay 6,5 millones de personas con una dosis antiCovid-19 y solo 4,6 millones tienen el esquema completo de una población total superior a los 17 millones; en tanto un poco más de 86 mil recibieron su refuerzo.
Con el arribo ayer de un millón 958 mil 600 dosis de Sputnik V, la cartera salubrista completó la compra de ocho millones de biológicos a Rusia y está en mejores condiciones para avanzar con el plan de inoculación abierto desde febrero y que hoy abarca a mayores de 18 años, así como a menores entre 12 y 17 años.
Médicos y especialistas consideran que el ritmo de inmunización aquí ha sido lento, de ahí el puesto 27 entre 29 naciones de América Latina en una tabla publicada cuatro días atrás por el sitio Our World in Data.
Sin embargo, el presidente Alejandro Giammattei evade las críticas diciendo que se debe a la renuencia de la población a vacunarse a pesar de estrategias de comunicación recientes como liderar las jornadas e inocular sueros por su condición de médico.
Tampoco ha funcionado mucho regalar arroz u otros víveres para convencer a las personas, fundamentalmente comunidades de población indígena debido a la ausencia de una campaña con pertinencia cultural y lingüística.
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