El director de la Casa del Caribe, Orlando Vergés, resalta en sus apuntes para una historia de la agrupación, que los antecedentes se ubican en aquel especial y alternativo tipo de música que se generaba entre los obreros ligados a la extracción y procesamiento del petróleo y sus derivados.
Principalmente en Trinidad y Tobago, apunta el investigador, tenía lugar esa peculiar manera de pasar los ratos de ocio en los barrios populares, con la percusión de los instrumentos de trabajo, en una práctica que se extendía también a la Guyana inglesa y Jamaica.
Indica Vergés en su indagación que a partir de los vínculos establecidos desde 1981 con el Festival del Caribe se conocieron con mayor alcance y profundidad los matices de la cultura popular tradicional de los pueblos de la región y entre ellos, los referidos a esas formaciones musicales.
Ilustra tan original manifestación, de hondo arraigo popular, en los sonidos extraídos de los hierros contra los hierros, los martillos y otros instrumentos propios de la minería, junto al rítmico golpeo de las defensas o parachoques de los vehículos y de barriles de láminas de acero.
El funcionamiento desde 1983 de la Steel Band de la fábrica Antillana de Acero, en La Habana, es uno de los apuntes del estudio, en el cual se ubica el surgimiento en 1987 de la de El Cobre, a partir del contexto gremial minero y con el aliento de los intelectuales Joel James y Julio Corbea.
Junto al Cabildo El Cimarrón y el Coro Voces del Milagro, la institución la considera como uno de sus colectivos insignes, tal y como se refleja en el libro Escenas y consumos culturales de la música, miradas diversas, una compilación publicada por la Editorial del Caribe.
La participación en el recientemente celebrado Festival Cervantino en México se inserta en la trayectoria de los músicos del distinguido asentamiento, donde ejercen su magnetismo la iglesia de la Virgen de la Caridad, el Monumento al Cimarrón y la más antigua mina de cobre en América Latina.
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