Dos jóvenes y una meta, recorrer parte del continente. El joven Ernesto, junto a su amigo Alberto Granados, partieron desde Córdoba y de ahí, un día como hoy, a bordo de la mítica motocicleta La Poderosa II, iniciaron una travesía por cinco países, que les cambió la vida para siempre.
La ruta: Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela. Tenía entonces 23 años cuando junto a su inseparable amigo, Ernesto, sin saber que se convertiría en el Che, supo de las grandes diferencias, la exclusión, la pobreza existente en el que aún hoy sigue siendo el continente más desigual del mundo.
Según los datos, fue en total 12 mil 425 kilómetros que recorrió en el primero de dos viajes que el histórico guerrillero realizó (el otro fue con su amigo Carlos Calica Ferrer).
De Buenos Aires, pasó por nueve ciudades argentinas, luego rumbo a Chile, de ahí se adentró en lo profundo de Perú, después en Colombia hasta llegar a Caracas, un 26 de julio.
Varias personalidades y medios de prensa recuerdan este martes ese primer viaje donde el joven estudiante de medicina comprendió la cruda realidad de América Latina, la de los indígenas, la de los pobres, los marginados, los desposeídos y forjaría su consciencia política.
En uno de varios artículos publicados en la agencia Télam a propósito de este aniversario, el periodista Felipe Deslarmes recuerda que un día como hoy, pero de 1952, ambos amigos partían de esta ciudad y la primera parada fuera de su país era Chile.
“A partir de aquí, Ernesto fue descubriendo a través de la Chile indígena, esa América profunda y empobrecida armada para beneficio de unos pocos”, remarca en su artículo.
Sintetizaría el panorama político a través de cuatro aspirantes a la presidencia: un militar retirado con tendencias dictatoriales, un político «amigo de los americanos», un candidato de la derecha «que cuenta con el apoyo de todos los sectores reaccionarios» y, finalmente, Salvador Allende «candidato del Frente del Pueblo».
El cronista rememora que, desde hacía un tiempo, el Che venía planificando este gran viaje atravesando América en la moto Norton 500 modelo 1939 que su amigo Granado había comprado bastante usada en 1947 y que siempre estaban reparando.
“Tal vez, en aquel viaje iniciado hace exactamente 70 años, sin saberlo, Ernesto salía en busca del Che”, enfatizó el autor.
Muchas son las anécdotas contadas por el propio Guevara en su diario. En Alta Gracia, Córdoba, el museo dedicado a su figura atesora varias pertenencias de aquel recorrido y por supuesto La Poderosa II, que incluso en este país cuenta con una línea de vinos en homenaje a esa moto.
«Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia», diría el Che durante su cumpleaños 24 en aquel recorrido, en una fiesta junto al personal del leprosario de San Pablo, en Perú.
Y agregaría: constituimos una sola raza mestiza, que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por Perú y por América unida.
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