“Esperábamos de Miqati una defensa de la nación y de la dignidad libanesa frente a declaraciones del reino saudita, dijo, pero al contrario se volvió contra el pueblo que representa”.
Fadlallah se refirió a acusaciones del rey Salman, quien calificó de terrorista a Hizbulah (Partido de Dios) que implican un insulto para el pueblo libanés.
En lugar de defender a quienes enfrentan a las amenazas sionistas, Miqati los cuestionó y suplicó a quienes insisten en ofender a todos los libaneses, incluido el presidente Michel Aoun.
Pese a las concesiones y otros intentos para limar asperezas con Riad, el jefe del Gobierno ni siquiera recibió una llamada del embajador saudita en Beirut, en contra de todas las normas diplomáticas, principios y etiqueta de relación y comunicación, resaltó Fadlallah.
La Resistencia islámica libanesa no requiere del reconocimiento de otros, porque surge de su amor a la patria y al sacrificio de sus mártires y pueblo, indicó el diputado en una declaración remitida a Prensa Latina.
“Lo que más daña a Líbano, su papel y relaciones exteriores, añadió, es el abandono de algunos al deber nacional de defender los intereses de su pueblo”, apuntó el legislador de la bancada de Hizbulah en el parlamento.
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