Datos oficiales reconocen, como uno de los puntos más dramáticos del sector, que alrededor de un millón 200 mil niños y jóvenes, entre tres y 18 años de edad, están fuera del sistema de instrucción en el país centroamericano, cifra equivalente a 39.7 por ciento de la población en edad escolar.
La deserción, repitencia y reprobación son los indicadores más graves, según un estudio de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, el Instituto de Investigación y Evaluación Educativas y Sociales y el Observatorio Universitario de la Educación Nacional e Internacional.
De acuerdo con esa investigación, el país experimenta también un descenso en la matrícula, por ejemplo, en 2018, dos millones 18 mil estudiantes ingresaron al sistema educativo; en 2019, la cantidad de alumnos descendió a un millón 952 mil y en 2020, el registro alcanzó un millón 871 mil.
En 2021, Honduras no logró abrir nuevamente las aulas para la modalidad presencial e, incluso, tampoco la mayoría de los centros escolares retornó a las clases semipresenciales el 16 de agosto último, tras el autorizo del ministro de Educación, Arnaldo Bueso.
Expertos del Banco Mundial indican que la pandemia provocó en todos los países latinoamericanos un retraso equivalente a dos años y medio de escolaridad, tanto en el sector público como en el privado, sin embargo, para Honduras el rezago alcanza un lustro.
Con la emergencia de los contenidos virtuales y el deterioro de la infraestructura, aumentó, asimismo, el indicador de deserción escolar pues, según las proyecciones, el pasado año cerca de 600 mil estudiantes abandonaron el sistema educativo, principalmente, por la falta de conectividad.
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