Según reportes de medios locales de prensa, el país es sepultado por una avalancha de nuevas infecciones mientras millones de personas tratan de encontrar una manera de vivir más normalmente después de casi dos agotadores años de confinamientos y restricciones.
Los hospitales se desbordan, reseñó la cadena CNN al comentar que los ingresos hospitalarios a nivel nacional llegaron a 100 mil la víspera por primera vez en cuatro meses y la mayoría de los especialistas esperan que la estadística suba.
Tal sobrecarga del sistema sanitario también podría disminuir gravemente la calidad de la atención para las personas con otras dolencias, especialmente afecciones crónicas como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares, apuntó la televisora.
Por su parte, el diario The New York Times señaló que la oleada de Ómicron amenaza con poner aquí patas arriba cualquier sensación de paz en el sistema educativo. Después de unas vacaciones en las que los casos de Covid-19 se dispararon sin tregua, una pequeña, pero creciente lista de distritos -entre los que se encuentran Newark, Atlanta, Milwaukee y Cleveland- pasó temporalmente a más de 450 mil niños al aprendizaje a distancia.
Varios de los distritos que decidieron esas restricciones atienden a estudiantes predominantemente negros, hispanos y de bajos ingresos, lo que suscita la preocupación por las brechas educativas que se ampliaron durante las fases anteriores a la actual contexto epidemiológico, añadió el Times.
La CNN argumentó igualmente que la mayoría de los estadounidenses hospitalizados y que mueren por Ómicron (y la Delta aun presente en algunos distritos) son los que rechazaron las vacunas ante un torrente de información errónea alimentada por muchos políticos republicanos.
Pero la mejor manera de mantenerse protegido contra la enfermedad grave, la hospitalización o la muerte es vacunarse y recibir un refuerzo, independientemente de que la variante Ómicron sea menos potente o no, advierten expertos.
Para ellos, muchos de los 820 mil estadounidenses que fallecieron por la enfermedad podrían estar vivos si algunos republicanos, incluido el expresidente Donald Trump, no hubieran hecho de la salud pública una víctima de sus ambiciones políticas, ignoraran la ciencia y presionaran por aperturas económicas prematuras en 2020.
Estados Unidos, que registra un promedio máximo de casos de Covid-19 superior a los 480 mil nuevos positivos al día, sigue a la cabeza de países con las peores estadísticas de la pandemia.
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