En la mayoría de las personas, la enfermedad desaparece entre la quinta y la séptima jornadas después de la aparición de los primeros síntomas y en función de la situación inmunológica, subrayó el experto en conferencia de prensa efectuada en esta ciudad.
«Los Estados tienen que tomar decisiones sobre la duración de la cuarentena en función de su situación individual», aclaró Mahamud, quien consideró lógico mantener el número de casos lo más bajo posible en los lugares en los que estos ya son escasos.
Sin embargo, abundó, en los sitios donde se registran muchos, hay intereses contrapuestos, como el de mantener el funcionamiento de los países, que podrían justificar cuarentenas más cortas, resaltó.
El líder de la oficina de gestión de incidentes de la entidad internacional desestimó, por otra parte, la posibilidad de que la coinfección flurona se convierta en un nuevo patógeno, ya que «son dos virus distintos que utilizan receptores diferentes para atacar el cuerpo», explicó.
La OMS aprovechó la ocasión para reiterar la importancia de conseguir lo antes posible que el 70 por ciento de la población planetaria esté vacunada contra la Covid-19 y así evitar nuevas variantes del padecimiento.
Las naciones no podrán salir de la pandemia mientras Ómicron siga propagándose con la misma intensidad que Delta, advirtió la entidad.
Antes de las fiestas de Navidad, 128 Estados notificaron casos de Ómicron, recordó Mahamud y aseveró que aún no disponen de suficientes datos «para afirmar sea más leve en comparación con anteriores cepas».
«El virus se multiplica en entornos hacinados, no ventilados y sin vacunas. Estos son contextos ideales para la mutación de la Covid-19», enfatizó el jefe de gestión de incidencias de la OMS.
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