El juez Jesús Vega, que según expertos confirma las limitaciones de la libertad de prensa en un contexto en el que influye el poder económico, dictaminó dos años de prisión no efectiva y a otro de sometimiento a reglas de conducta para Acosta y el editor del libro Plata como cancha (abundante), Jerónimo Pimentel.
El fallo consideró a ambos culpables del delito de difamación agravada contra el empresario dueño de universidades y jefe del partido centro-derechista, cuyo equipo de costosos abogados alegó que el libro citaba afirmaciones públicas y declaraciones de gente relacionada con Acuña, sobre el personaje.
La sentencia sostiene que en el libro hay hay 55 frases difamatorias que no fueron verificadas ni provienen de fuentes confiables, es decir que el magistrado ejerció el insólito papel del periodista y el editor de evaluar y contrastar a las fuentes.
También sostiene que las supuestas calumnias no debieron publicarse sin confirmación oficial, lo cual, según los críticos del fallo, es un precedente que, de ser ratificado, impedirá a los periodistas publicar lo que dicen sus fuentes sobre un tercero.
En su defensa, Acosta dijo que las citas fueron tomadas de expedientes fiscales y judiciales y de publicaciones y señaló que se le imputa responsabilidad penal de lo que terceros, citados con nombre y apellido, dicen sobre el demandante.
Los abogados del periodista y el editor anunciaron que apelarán contra la sentencia, que incluye el pago de 400 mil soles (cerca de cien mil dólares) como indemnización, aunque Acuña reclamaba cien millones de soles (cerca de 25 millones de dólares).
El título del libro, corresponde a un video filtrado a la prensa hace unos años, en el que, en una campaña electoral, ofrece “plata como cancha” solo para los pueblos en los que gane su partido, Alianza para el Progreso.
En un primer momento, en marzo de 2021, Acuña solo demandó que se cambie el nombre del libro de Acosta, alegando que ha patentado la frase y le pertenece, por lo que nadie podía usarla sin consentimiento, pese a que es una expresión coloquial peruana que se usa para resaltar la abundancia de algo.
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