El veredicto fue transmitido por un funcionario judicial que insistió en el anonimato por temor a ser castigado por las autoridades, que han restringido la divulgación de información sobre los juicios de Suu Kyi.
Los radios fueron incautados en el portón de entrada de su residencia y del cuartel de sus guardaespaldas durante un allanamiento el 1 de febrero, día en que fue detenida.
Sus abogados argumentaron que las radios no estaban en su posesión personal y que se usaron legítimamente para ayudar a mantener su seguridad, pero el tribunal se negó a desestimar la pena.
La ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991 fue condenada el mes pasado por otros dos cargos y recibió una sentencia de cuatro años de prisión, reducida luego a la mitad por el jefe del gobierno instalado por el ejército.
Los casos se encuentran entre una docena presentados contra la expresidenta de 76 años desde que el ejército tomó el poder en febrero pasado.
Si es declarada culpable de todas las acusaciones, podría ser sentenciada a más de 100 años de prisión.
Suu Kyi permanece recluida en un lugar desconocido, donde la televisión estatal informó el mes pasado que cumpliría su condena. Las audiencias están cerradas a los medios y espectadores y los fiscales no hacen comentarios.
Sus abogados, que habían sido una fuente de información sobre el proceso, recibieron órdenes de silencio en octubre.
Ese mismo mes no se permitió que un enviado especial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), de la que Myanmar es miembro, se reuniera con ella.
Tampoco el primer ministro de Cambodia, Hun Sen, quien asumió la presidencia de la Asean y aboga por un compromiso con los generales gobernantes, y se convirtió la semana pasada en el primer jefe de gobierno en visitar Myanmar desde el Golpe de Estado.
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