Al intervenir en una videoconferencia de la Organización de Estados Turcos, que incluye además a Azerbaiyán y Kirguistán, Cavusoglu ponderó lo que calificó de “bien equilibrada política exterior en ese país”, al tiempo que mostró confianza
en que la crisis no merme su integridad.
Las palabras del canciller turco aluden a las protestas desatadas desde el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, región de Manguistau (suroeste kazajo), donde los residentes se manifestaron contra los altos precios del combustible.
Tres jornadas más tarde el presidente de la nación centroasiática Kasym-Zhomart Tokáyev aceptó la renuncia del Gobierno pero un día más tarde se intensificaron los disturbios, con saqueos y ataques a instituciones estatales.
Ante esa situación el jefe de Estado ordenó al poder ejecutivo la regulación estatal temporal de los precios del gas licuado y la gasolina durante un periodo de 180 días naturales, decisión que entró en vigor el pasado jueves junto con una moratoria al crecimiento de las tarifas de los servicios públicos.
A pesar de esas normativas las acciones continuaron con el uso de armas de fuego y el recrudecimiento de los enfrentamientos contra los agentes del orden.
El domingo el ministro interino del Interior en Kazajstán, Yerlán Turgumbáyev, informó que la situación se estabilizó en todas las regiones del país aunque las operaciones policiales continuaban.
Las fuerzas del orden retomaron el control de los edificios de las administraciones locales y se restauró el funcionamiento de los servicios comunales y los sistemas de soporte vital, reportó entonces la agencia de noticias TASS.
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