Durante un servicio ecuménico organizado en Palacio Nacional en memoria de los fallecidos y lesionados, el jefe de Gobierno subrayó que el Estado tiene la obligación de acompañar a la población haitiana, y para lograrlo la nación necesita paz y estabilidad.
“Haití debe cambiar. Para ello, debemos aprender a crear estabilidad primero”, dijo Henry quien también se comprometió a trabajar para gestionar mejor las catástrofes.
Solo 35 segundos bastaron para destruir las principales infraestructuras del país, y los símbolos del poder político, religioso y de justicia. Doce años después la mayoría de esas edificaciones no se levantaron, mientras el país sucumbe a la crisis política, y de inseguridad que se agravó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio último.
En medio de la compleja situación, Gobierno y oposición no logran alcanzar un acuerdo, mientras la sociedad civil avanza en un consenso con múltiples organizaciones sociopolíticas que abogan por instaurar un nuevo Ejecutivo el 7 de febrero.
La propuesta podría generar una nueva crisis, en momentos en que los líderes de bandas armadas pujan por entrar en el juego político, y el primer ministro se mantiene firme en el puesto, a pesar de las acusaciones sobre sus presuntos vínculos con el magnicidio.
Con una creciente pobreza e inseguridad, Henry pide paz para reconstruir la nación, cuando aún las cicatrices que dejó el terremoto permanecen abiertas.
msm/ane