La víspera, el cambio de libras libanesas a dólar estadounidense trepó al récord de más de 31 mil por unidad, cuando la tarifa oficial sigue en mil 500 por uno.
Con motivo de esa tarifa en el mercado negro, los combustibles subieron de precio en un nivel que resulta insostenible para quienes trabajan en el sector de la transportación.
Camioneros, taxistas y conductores de ómnibus pierden cada día ganancias que llegan a ser ninguna, porque es casi diaria la depreciación de la moneda nacional. Los transportistas bloquearon carreteras en el centro de Beirut, Verdun, Hamra, Dora, Karantina, Mkalles, Nahr el-Kalb, Sarba, Sidon, Naameh, Aley, Dahr el-Baydar, el norte y otras regiones.
La medida de fuerza exige de la clase dominante una reacción, pues casi nada hace para sacar del colapso al país que sufre esta situación por el arraigo de décadas de corrupción y mala gobernanza.
Existe la percepción de que la cúpula en el poder se resiste a reformas recabadas por la comunidad internacional para dar curso a ayuda en donativos, inversiones y otras variantes.
Las universidades y otras escuelas cerraron hoy sus puertas, mientras decenas de miles de personas quedaron en casa ante la imposibilidad de trasladarse hacia sus centros laborales.
El jefe del Sindicato del Sector Transporte Terrestre de Líbano, Bassam Tlais, advirtió que solo es el comienzo de la indignación, al calificar este día como el de la ira con 12 horas de interrupción de los servicios.
«Hemos fijado un momento y un lugar para reunirnos y protestar, aunque el objetivo de la huelga no es arruinar el país», dijo.
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