Según el medio de prensa, que cita a fuentes de seguridad, los nuevos hechos violentos ocurrieron en la comunidad de Ncha, estado de Plateau, donde perecieron 18 personas, y en las localidades de Nakuna y Wurukuchi, estado de Níger, con 34 fallecidos reportados.
Diversas fuentes especularon que los incidentes en esa última demarcación al parecer fueron una represalia, ya que semanas atrás cazadores y vigilantes de las comunidades ultimaron a decenas de pistoleros que atemorizaban a las poblaciones locales mediante masacres.
Ante las recientes matanzas de civiles considerados inocentes en Zamfara, el presidente de este país, Muhammadu Buhari, condenó tales acciones de bandidos armados al calificarlas como extremadamente desafortunadas.
Tras manifestar su compromiso de hacer frente al monstruo del terrorismo, el gobernante enfatizó en que “no habrá tregua en la campaña militar en curso para librar a Zamfara y otros estados de la amenaza” de grupos delincuencias y extremistas.
Con una población superior a los 200 millones de habitantes, Nigeria es golpeada por una aguda situación de inseguridad, sobre todo en su parte septentrional, con asaltos de entes radicales como Boko Haram y bandidos.
Ante ese complejo panorama, para contener la actual ola de violencia en los norteños estados de Yobe, Borno, Katsina y Zamfara, por orden del propio mandatario, Buhari, recientemente en esos lugares se desplegaron fuerzas militares y policiales adicionales.
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