“Ya desde hace un par de semanas hubo algunas cancelaciones, y lo veíamos como una advertencia de que esto se podía complicar», dijo la presidenta de la Cámara Uruguaya de Turismo, Marina Cantera, al referirse a la hotelería y otros alojamientos de temporada que experimentan contracciones.
La curva ascendente de contagios debido a la llegada de la variante Ómicron del virus SARS-CoV-2 empezó a impactar en la caída de reservaciones en la costa Atlántica, donde se ubican los departamentos Maldonado y Rocha que concentran la mayor cantidad de infectados por dimensión territorial y población.
Solo ayer reportaron respectivamente 568 y 326 nuevos casos, que en el primero de esos territorios incluyó a personal de la salud, y requirió enviar un refuerzo desde Montevideo.
También establecimientos gastronómicos cerraron debido a empleados que enfermaron.
Mientras vacacionistas argentinos con síntomas sospechosos hacen colas en desbordados centros de test diagnósticos, que de resultar positivos permanecen varados sin donde pasar la cuarentena aquí ni poder regresar hasta entonces a su país.
El secretario de la Corporación Gastronómica de Punta del Este, Gastón Figún, señaló críticamente un relajamiento generalizado de medidas sanitarias, que contribuye a generar incertidumbres.
Por su parte el presidente del Centro de Hoteles de Punta del Este, Alejandro D´Elia, reconoció que si bien la temporada por ahora es “buena” y la ocupación ronda entre el 80 y 85 por ciento, la escalada de contagios es alto, lo que en el sector no tenían “previsto”.
El presidente de la república, Luis Lacalle Pou, resaltó en conferencia de prensa en la semana la importancia de conseguir una buena temporada veraniega pese a los golpes de la pandemia.
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