Esa decisión forma parte de la «Estrategia nacional para el abandono del carbón» y prevé el cierre de la central termoeléctrica de Sostanj y de la mina Velenje, al norte del país, así como un proceso de reestructuración social y económica de esas dos regiones carboníferas.
La central Sostanj produjo unos cuatro millones de toneladas de dióxido de carbono el pasado año como consecuencia del proceso de generación eléctrica y ante ese escenario varias Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) consideran que el 2030 debería ser el último plazo para desechar el carbón como combustible en este país.
Una salida rápida es clave para impedir el calentamiento peligroso del planeta, comentó días atrás Greenpeace Eslovenia.
Mientras la ONG Focus recordó que este país es el penúltimo en la Unión Europea en adoptar su estrategia de transición del carbón y uno de los seis que planean cumplir ese plan después de 2030.
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