Los festejos de la tradicional cita del calendario lunar asiático en la isla comprende la realización de talleres para aprender a elaborar maripositas chinas, raviolis, rollitos primaveras y diferentes maneras de preparar pescados, entre otras recetas autóctonas.
El programa de la primera jornada incluye la muestra virtual de una serie de dibujos que participaron en el concurso Ni Hao China y la presentación de memorias de ediciones anteriores en la página de Facebook del Instituto Confusio y el canal de YouTube, respectivamente.
Por su parte, la Escuela Cubana de Whusu, dirigida por el maestro Roberto Vargas, realizará una cena y espectáculo que llevará por nombre Encuentro con la vida y recreará también costumbres y prácticas de la cultura oriental.
Hasta el 14 de febrero se extenderán las actividades que vincularán el arte culinario con expresiones danzarias, exposiciones, presentaciones de libros, homenajes y conferencias, auspiciadas por la Casa de Artes y Tradiciones Chinas y la Unidad presupuestada Barrio Chino.
En la agenda teórica sobresalen un homenaje al Héroe Nacional de la isla, José Martí, en la Escuela Cubana de Whusu y las conferencias El simbolismo del horóscopo chino, impartida por la especialista Yorbelis Rosell, y Vaticinios del Año del Tigre de Agua, a cargo de Darinel López.
Precisamente ese es el nombre correspondiente al nuevo ciclo (Año del Tigre de Agua) que, al decir de la dubdirectora de la Casa de Artes y Tradiciones Chinas, María Antonia Arozarena, traerá «una época de prosperidad, abundancia y tiempo humanista favorable para concretar sueños y tomar decisiones importantes».
El comité organizador pronostica una exitosa jornada que busca rescatar y mostrar la permanencia de las tradiciones de esa nación amiga, en tributo al Año Chino lunar 2022, que comenzará el 1 de febrero y concluirá el 21 de enero de 2023.
La Fiesta de la Primavera es una celebración de significación familiar, que dura alrededor de un mes: 15 días antes de que acabe el año y hasta 15 después del nuevo.
En Cuba, la festividad visibiliza la labor y permanencia de los chinos arribados a la isla a partir de 1847, de cuyos pobladores autóctonos existen descendientes en la mayor de las Antillas.
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