Alfonso Villalobos Pérez, psicólogo de la Coordinación Nacional de Psicología, afirmó que ese trastorno incide notablemente en las tasas de mortalidad y morbilidad en Costa Rica.
Ello impacta en personas de todas las edades y de manera muy significativa en adolescentes y personas de la tercera edad, lo cual aumentó desde el inicio de la pandemia de Covid-19.
Datos de la Coordinación Nacional de Psicología, divulgados por la CCSS, refieren que 63 mil 441 personas fueron diagnosticadas con depresión en la institución en los años 2019, 2020 y 2021.
En este último precisa que dictaminaron siete mil 862 casos de pacientes en edades de 20 a 44 años, seguidos por seis mil 931 de 45 a 65 años.
Los especialistas consideran un dato alarmante y en ascenso la detección de depresión en adolescentes de 15 a 19 años, con tres mil 84 casos el año anterior.
Sin embargo, sostiene, los adultos mayores son el grupo etario más golpeado por la enfermedad, pues en 2021 contabilizaron dos mil 105 individuos con esta.
Tras señalar que es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades, la CCSS reveló que afecta a 300 millones de personas en el mundo, primera causa de discapacidad.
Villalobos llamó a todas las personas para detectar a tiempo cuando un familiar o amigo está pasando por una etapa depresiva y buscar la ayuda necesaria.
Entre las señales de una persona deprimida están aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio, desinterés e ideas suicidas, dijo.
Para muchas personas con el mal, los síntomas suelen ser graves y causar problemas en las actividades cotidianas, como el trabajo, la escuela, en la vida social o las relaciones con otras personas, apuntó y agregó que algunas pueden sentirse infelices o tristes sin saber realmente por qué.
Adicionalmente, prosiguió Villalobos, la depresión tiende a presentarse en personas con enfermedades crónicas no trasmisibles como diabetes, hipertensión y sobrepeso.
«Se debe dejar de lado la creencia que es un simple decaimiento en el estado de ánimo o emocional, ya que puede asociarse al surgimiento de otras enfermedades como estrés agudo, fobias, ansiedad, trastornos obsesivos y en muchas ocasiones está altamente relacionado con ideación suicida o conductas de autoeliminación», advirtió.
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