La ciencia y la política reaccionan por estos días, y si bien el deseo es común de que llegue a su fin una pandemia responsable en suelo galo de más de 14 millones de contagios y 127 mil decesos, no debería ignorarse el contaminante que representa la celebración en menos de tres meses de unas elecciones presidenciales que polarizan a la sociedad.
Las noticias se suceden sobre el impacto de la enfermedad, la ansiada llegada a su pico de infectados, la tensión en los hospitales y la gestión gubernamental para enfrentarla, informaciones a veces contradictorias para una población tan deseosa como todas en el planeta de retornar a la normalidad.
El domingo, una encuesta del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), publicada por el semanario Le Journal du Dimanche, reflejó la mayor caída en casi un año de la confianza ciudadana en la labor del gobierno para controlar la Covid-19, con solo un 41 por ciento de las personas con una visión favorable.
La pesquisa tuvo resultados en buena medida lógicos, teniendo en cuenta que fue realizada el 13 y el 14 de enero, en medio de sistemáticos reportes diarios de más de 300 mil contagios y del temor por la rápida propagación de Ómicron, una variante muchos más agresiva que su predecesora Delta, aunque al parecer menos capaz de provocar síntomas graves.
Sin embargo, una buena noticia circuló ayer en boca del epidemiólogo Arnaud Fontanet, quien consideró que se aleja el peor escenario del más reciente brote de la enfermedad, cuyo pico estimó rebasado en la Región Parisina, la más poblada del país.
El descenso ha comenzado, el pico de contagios pasó en días recientes, al menos en la Región Parisina, y en el resto deberá ocurrir lo mismo un poco más tarde, declaró a la cadena France Inter el miembro del Consejo Científico, un órgano asesor creado por el gobierno tras la irrupción de la Covid-19, en marzo del 2020.
Fontanet aseveró que en febrero disminuirán los casos, mientras en marzo estarían a un nivel muy bajo, a partir de un “muy buen control de la ola actual”, sin que se excluya la posibilidad de otras, “pero cada una de ellas refuerza nuestra inmunidad”.
Apenas unas horas después, la directora general de Salud Pública Francia, Geneviève Chene, consideró demasiado pronto para dar por rebasado el pico epidémico de la Covid-19.
Debemos ser prudentes, la evolución del brote pudiera traernos sorpresas, lo cual ya ha ocurrido en cada fase de la pandemia, declaró la funcionaria a la cadena Franceinfo.
Chene señaló que la contagiosa variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 domina en el 95 por ciento de los casos, por lo que pudieran aumentar las hospitalizaciones en suelo galo, aun cuando es menos propensa a provocar formas graves de la enfermedad.
Sus comentarios coincidieron la víspera con un aumento sin precedentes en meses de la cifra de camas ocupadas en los hospitales, que pasaron en 24 horas de 24 mil 887 a 25 mil 776, aunque en cuidados intensivos la situación continúa estable, con tres mil 913 pacientes atendidos en ese servicio.
En la misma línea del optimismo prudente se expresó hoy el portavoz gubernamental, Gabriel Attal, al señalar que la circulación del virus tiende a ralentizarse.
En territorios donde llegó primero Ómicron, en particular la Región Parisina, hay lo que parece ser el comienzo de un declive, y tenemos motivos para ser optimistas, manifestó a CNews.
Attal también mencionó la estabilidad en los servicios de reanimación, “en los que ya no crece la tensión” e instó a los franceses a no bajar la guardia.
Yo me baso en lo que dicen los científicos, no corresponde a los políticos o al gobierno aseverar que pasamos el pico o la situación mejora, acotó.
A juzgar por las señales, los próximos días serán cruciales para conocer si finalmente la Covid-19 cede terreno en Francia y sus habitantes pueden empezar a ver con mayor claridad la perspectiva de una primavera menos inquietante.
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