Los militares ingresaron esta madrugada en el domicilio de los Salhia, ubicado en el barrio de Sheikh Jarrah, para sacar por la fuerza a todas las personas que se encontraban en su interior, entre familiares, incluidos ocho niños, y activistas contra la ocupación.
Luego utilizaron excavadoras para destruir ambas estructuras, denunció la agencia oficial de noticias Wafa.
Ese barrio palestino ganó notoriedad internacional por las masivas protestas de mayo de 2021, cuando los tribunales israelíes reanudaron las órdenes de confiscación de viviendas de cuatro familias que residen allí desde hace generaciones.
La batalla legal y política en torno al caso devino símbolo sobre el futuro de esa parte de la ciudad, que los palestinos reclaman como la capital de su futuro Estado, una postura apoyada por la mayoría de los países.
Medios de prensa palestinos destacaron que durante la operación de este miércoles, los soldados acordonaron la zona e impidieron la entrada de cualquier persona, entre ellos el abogado de la familia, Walid Abu Tayeh, y los periodistas.
Hace unos meses, en declaraciones a Wafa, Mahmoud Salhia, aseguró que no iba a abandonar su casa pese a las amenazas.
Vinimos aquí en 1948 después de la expulsión de mi familia de la ciudad de Ein Karem, tras la creación del Estado judío, relató entonces.
Contó cómo funcionarios israelíes intentaron convencerlo de firmar un documento según el cual, se convertiría en inquilino, pero se negó.
“Fui desplazado una vez y no volveré a ser desplazado, y no firmaré ningún papel presentado por la ocupación (…) No saldré de mi casa, donde vivo desde 1988”, aseguró.
Wafa resaltó que más de 500 palestinos, que residen en 28 viviendas del vecindario, enfrentan amenazas de expulsión forzada.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de Jerusalén en la guerra de 1967, y desde entonces los sucesivos gobiernos de Tel Aviv se niegan a retirarse, pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras intensifican la colonización judía en la zona.
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