Mientras el reino polinésico de más de 170 islas hace frente a las consecuencias del fenómeno, una imagen ilustra cómo el gas incoloro de la poderosa explosión se está propagando por todo el mundo, describió la entidad dedicada al monitoreo de la atmósfera.
El volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai entró en erupción con tanta fuerza el pasado 15 de enero que los expertos lo consideraron el más grande registrado en cualquier parte del orbe en 30 años, cuyos efectos se sintieron en lugares tan lejanos como los Estados Unidos y Japón.
Los estampidos sónicos del estallido se escucharon en el Pacífico y hasta Alaska, a más de nueve mil kilómetros de distancia, y la onda de choque resultó en un salto notable en la presión atmosférica del planeta.
El volcán arrojó al aire cenizas, gas y vapor a 30 kilómetros de altitud y las primeras han asfixiado a la nación insular y provocado un desastre sin precedentes.
Lanzada el 13 de octubre de 2017, la misión Sentinel-5P forma parte del Programa Europeo de Observación de la Tierra Copernicus, coordinado y gestionado por la Comisión Europea.
A partir de datos tomados elabora imágenes del aire con un avanzado nivel de detalle, las cuales ponen de manifiesto el problema de la contaminación que afecta a la humanidad.
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