En ese sentido, los expertos del asunto comentan que el rodeo comenzó en este país en los años 20 del pasado siglo.
Desde ese entonces acapara la atención del público, el entusiasmo de los vaqueros y el interés de turistas, sobre todo latinoamericanos, atrapados por el colorido, la acción y el riesgo de enfrentar cada vez desafíos mayores en la pista.
Tal práctica es pura adrenalina. Montar un toro, galopar, hacer piruetas y pasar diversas pruebas significa atractivo tanto desde el punto de vista de deportes extremos como espectáculo significativo para el turismo.
Cuba tiene una trayectoria significativa en cuanto a esta práctica, hasta el punto de que muchos de sus vaqueros logran puestos relevantes en competencias a nivel internacional y en la actualidad se reproducen estas exhibiciones por todo el archipiélago.
Rodeo y turismo se dan la mano de una buena manera, aunque en el caso cubano aún reste mucho terreno por recorrer en dicho sentido.
De tal suerte, voceros de la Asociación Cubana de Vaqueros de Rodeo, esclarecen el derrotero de este deporte recreativo en el país.
Recuerdan que esa entidad, fundada en 1993, pertenece a la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) y la integran en la actualidad cinco mil 320 personas, de las que más de 600 son mujeres.
En Cuba aparecen 79 estadios para el rodeo, en toda la isla, de los que 14 están asociados a Ferias Agropecuarias, como es el caso de la arena principal, ubicada en La Habana, en el recinto ferial de Rancho Boyeros, muy cerca del aeropuerto Internacional José Martí.
Precisamente, esa pista se inauguró en 1933 (hace 89 años) y constituye referencia para esta práctica, además de juntar elementos históricos, pues allí se fundó el 17 de mayo de 1961 la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
Por tanto, caballos, reses, vaqueros y escenarios de rodeo destapan un atractivo muy particular, sobre todo para turistas chilenos, colombianos, venezolanos, mexicanos y, por supuesto, pasión de cubanos.
Para Cuba, dicha tradición comenzó cuando los primeros ganaderos de Estados Unidos llegaron a la isla, y usaron sus lazos con las reses. Esta era una actividad muy vinculada con el trabajo diario del vaquero.
En cada provincia de este archipiélago se realizan campeonatos de rodeo que transitan desde la base hasta las lides provinciales y nacionales.
Las modalidades del rodeo constituyen la esencia de esta práctica, simulaciones de sucesos necesarios en la vida laboral de un vaquero, por ejemplo, el enlace de ternero que lleva un tiempo máximo de 25 segundos y el récord cubano es de 7.8
Otra manera es el derribo de reses a mano, que tiene 30 segundos y el récord local es de 3,55, o el coleo, derribar una res por la cola, con tiempo máximo de un minuto 60 segundos.
En una época existieron en Cuba tres escuelas de rodeo, en la central provincia de Villa Clara, y en las occidentales Matanzas y La Habana, ahora se ejercita en todo el país.
Cuba tuvo su primera feria agropecuaria y ganadera en 1814 en un lugar conocido como La Quinta de los Molinos, en la calle habanera de Salvador Allende, también conocida como Carlos III. Ese lugar tiene ahora el Museo Máximo Gómez (1836-1905) patriota dominicano que peleara en las guerras de independencia cubanas (su última morada).
El rodeo es un deporte extremo originado en los Estados Unidos, tradicional, con influencias de la historia de los vaqueros españoles y de los charros mexicanos. En la actualidad, la exposición de rodeo más grande del mundo es el Houston Livestock Show and Rodeo.
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