Ya tengo mi avatar gemelo, de momento en pausa después de una agradable y desconcertante aventura en la 42 Feria Internacional de Turismo (Fitur), donde los anfitriones, IFEMA-Madrid, se esmeran por impresionar a los visitantes.
Para hacerlo más enigmático y hasta cierto punto comprensible, se ingresa a un pequeño laberinto, con la sensación de llegar a la Matrix, hasta que, en un último salón, en semipenumbras, desde un muro aparece una cámara con voz, capaz de escanear tu cuerpo y decirte de inmediato tu estatura, peso corporal y otros aspectos que desliza sin detalles.
HELIXA es el nombre de este proyecto que atisba en la exploración de los vínculos entre modelos de negocio para los distintos sectores empresariales y la realidad post-internet de los universos virtuales.
La idea de ofrecer, en un horizonte cercano, la posibilidad al viajero de disfrutar a plenitud de otros lugares sin, en verdad, moverse de su hotel o centro de alojamiento, parece seducir al mercado por sus potencialidades en Iberoamérica.
Con mi avatar en acción, dando saltos espectaculares y haciéndose selfis con una Tablet, es más fácil creer. Dentro del metaverso, trasladarnos a una playa, disfrutar del sol y la arena, todo será posible en un futuro mucho más cercano de lo que pensamos.
Un metaverso es un entorno donde los humanos interactúan social y económicamente como avatares en un ciberespacio.
Su nombre surgió de una novela de ciencia ficción, Snow Crash, de Neal Stephenson, y el invento si bien está muy asociado a Mark Zuckerberg y Facebook (ahora llamado Meta), fue desarrollado por Second Life, obviamente una Comunidad Virtual, nacida en 2003.
Las cuestiones éticas rondan estas innovaciones, según valora el Instituto de Robótica y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Valencia, encargado de hacer funcionar el proyecto HELIXA durante los próximos seis meses.
De tal forma, mi gemelo digital personalizado hiperrealista 3D #seriezero andará en el mundo virtual durante algún tiempo, quién sabe si haciendo trastadas.
jf/ft