El Ministerio de Relaciones Exteriores criticó en un comunicado el derribo el miércoles último de la casa de la familia Salhia, en el barrio jerosolimitano de Sheikh Jarrah.
La cancillería advirtió que esas “medidas unilaterales socavan las posibilidades de alcanzar una solución de dos estados” e impiden cualquier diálogo para establecer una paz justa y amplia en la región.
Ese barrio palestino ganó notoriedad internacional por las masivas protestas de mayo de 2021, cuando los tribunales israelíes reanudaron las órdenes de confiscación de viviendas de cuatro familias que residen allí desde hace generaciones.
La batalla legal y política en torno al caso devino símbolo sobre el futuro de esa parte de la ciudad, que los palestinos reclaman como la capital de su futuro Estado, una postura apoyada por la mayoría de los países.
El ejército israelí ocupó la zona oriental de Jerusalén en la guerra de 1967, y desde entonces los sucesivos gobiernos de Tel Aviv se niegan a retirarse, pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras intensifican la colonización en la zona.
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