«Invito a los que han tomado las armas a deponerlas por el bien de la Nación», escribió en su cuenta Kaboré sin despejar del todo las incógnitas sobre su ubicación o si aun se encuentra detenido.
Explicó que el país atraviesa momentos difíciles a la vez que llamó a salvaguardar la democracia y dijo que «es a través del diálogo (…) como debemos resolver nuestras contradicciones».
Informaciones divulgadas por el portal Burkina24 dieron cuenta que el jefe de Estado se encontraba aislado esta mañana en el campamento del Ejército Sangoulé Lamizana, mientras que efectivos armados se posicionaron frente a instancias gubernamentales y la sede de la televisión nacional RTB.
Otras fuentes señalaron que también están detenidos el primer ministro, Lassina Zerbo; y el presidente de la Asamblea Nacional, Alassane Bala Sakandé.
Durante la noche del domingo para el lunes el Gobierno reportó disparos en unidades militares cercanas a la residencia presidencial, pero negó que se tratara de un golpe militar.
En medio de manifestaciones populares, ocurridas la víspera, militares expresaron su inconformidad dentro de los cuarteles al exigir que dimitan de sus cargos máximos representantes del Ejército y que se empleen diversos medios para contener la violencia desatada desde 2015 por grupos radicales islamistas.
Kaboré decretó un toque de queda vigente hasta este lunes, en tanto la Comunidad de Estados de África Occidental (Cedeao) llamó a mantener la calma y al regreso de los uniformados a los cuarteles.
En tanto, los amotinados liberaron al general Gilbert Dienderé, exjefe de gabinete del expresidente Blaise Compaoré, condenado por un intento de golpe de Estado en 2015 y también procesado por el asesinato del líder panafricanista Thomas Sankara.
La crisis sobreviene dos semanas después del arresto de ocho militares, incluido un comandante, por un presunto complot para desestabilizar las instituciones del país.
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