Esa es la mayor contracción de los 193 países enumerados por la institución internacional en un informe divulgado aquí.
Se trata de una depresión deliberada que orquestó la élite gobernante libanesa, la cual controló el país desde finales del siglo pasado.
El colapso comenzó en octubre de 2019 como resultado del cual casi 80 por ciento de la población cayó debajo del umbral de la pobreza.
Y mientras, la clase política en el poder, refiere el documento, no ha hecho nada para salir de la crisis.
La libra libanesa perdió más de 100 por ciento de su valor respecto al dólar estadounidense, al tiempo que los bancos impusieron controles a los depósitos de ahorristas que carecen de acceso a sus ahorros.
Pese a miles de millones de dólares en infraestructura, hay solo dos horas diarias de electricidad, el agua está contaminada, las carreteras llenas de agujeros, la basura amontonada en las calles y hay inundaciones por las lluvias.
El Banco Mundial analizó 2021 para el cual estimó una caída de 10,5 por ciento del PIB desde la contracción de 21,4 en 2020.
En cuanto a la inflación, la entidad prestamista internacional refiere que el año pasado llegó a 145 por ciento, el tercer lugar en el mundo, y la deuda externa alcanzará 183 por ciento del PIB.
Según el director regional del BM, Saroj Kumar Jha, Líbano tiene que emprender un camino creíble hacia la recuperación económica y financiera, de lo contrario ocurrirá una destrucción completa de sus redes sociales y económicas y sufrirá pérdidas irremediables de capital humano.
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