Durante ese periodo 127 mil 396 personas contrajeron la enfermedad, 202 mil 185 menos que un año antes, precisó el documento adelantado a propósito del Día Internacional de la Lepra, que se celebra cada 30 de enero.
La caída no es consecuencia de una menor incidencia sino de la reducción o interrupción de los programas de detección de la lepra producto del coronavirus SARS-CoV-2, patógeno que provoca la Covid-19, explicó la OMS.
La entidad sanitaria de las Naciones Unidas advirtió que «la interrupción de la detección puede dar lugar a casos ocultos y a un probable aumento de discapacidades asociadas».
La reanudación de las actividades rutinarias de diagnóstico supondrá el afloramiento de una acumulación de personas no reportadas en 2020 y parte de 2021, argumentó, por su parte, el comité técnico de la Federación Internacional de Entidades contra la Lepra.
Ello conllevará a un pico en la incidencia general durante los próximos años, señaló este último organismo, encargado de promover y facilitar la cooperación en apoyo a los programas de enfermedad.
En las Américas más de 20 países notifican casos de lepra, algunos con más de 100 por año, mientras Brasil concentra la mayor parte de los registrados en toda la región.
La lepra es causada por la bacteria Mycobacterium leprae, también conocida como bacilo de Hansen, que se multiplica muy despacio y el tiempo promedio de incubación de la enfermedad es de cinco años.
En algunas personas los síntomas pueden aparecer nueve meses después de haber adquirido la infección y en otras pueden tardar hasta 20 años.
La lepra es curable con un tratamiento multimedicamentoso (dapsona, rifampicina y clofazimina), una combinación que mata al agente patógeno, cura al paciente y detiene la transmisión.
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