Esa tarifa consiste en un cambio de 12 mil libras libanesas por dólar, unas 11 mil menos respecto al mercado informal que compra y vende a poco más de 23 mil.
Desde finales de 2019, las cuentas bancarias están congeladas y sus dueños las abrieron a razón de mil 500 por cada dólar.
De momento, las filas y aglomeraciones en los bancos caracterizan el panorama libanés, pues los depositantes vieron una forma de recuperar sus ahorros, aunque sea con pérdidas.
Con la plataforma Sayrafa los directivos del Banco Central intentaron parar la depreciación de la moneda nacional, pero nunca lo lograron.
Los especialistas se preguntan de dónde la institución prestamista obtendrá los dólares para mantener la avalancha de depositantes que acudirá a retirar sus depósitos.
Con anterioridad, el gobernador del Banco Central, Riad Salameh, declaró que en las arcas solo hay lo que denominan reserva obligatoria intocable de unos 14 mil millones de dólares.
A condición de permanecer en el anonimato, un exdirector de una sucursal bancaria de Fransbank pronosticó a Prensa Latina que está muy cerca el total colapso financiero y económico del país.
“No hay salida para la situación”, resumió.
El permiso de comprar dólares influyó en una apreciación de la libra libanesa en los últimos días, aunque los expertos anunciaron el posible agotamiento de las reservas de divisas de Banque du Liban en ausencia de un plan concreto de recuperación financiera y económica.
jf/arc