Barty conquistó el tercer Grand Slam de su carrera después de triunfar en el Roland Garros de 2019 y el Wimbledon de 2021, y quebró una racha adversa de 44 años sin levantar el trofeo de la lid para jugadores australianos. La última corona de una tenista local correspondió a Chris O’Neill en 1978.
La primera raqueta del orbe obtuvo el trofeo sin realizar su mejor tenis, y lejos del dominio que mostró en sus seis anteriores partidos en el primer «major» del año.
En el set inicial salvó la única bola de quiebre que concedió y no falló en la única que tuvo a su favor para ganar el parcial en 32 minutos.
Sin embargo, bajó sus prestaciones al inicio de la segunda manga al ceder en dos ocasiones su servicio, y llegó a estar abajo en el marcador por 1-5 hasta que aprovechó bien los errores no forzados y las dobles faltas de la norteamericana para recuperarse e igualar a cinco el parcial.
Collins extendió el set hasta el tie-break, pero Barty apeló a su mayor experiencia y mayor precisión en el golpe para conquistar el título.
Este sábado Barty consiguió 10 puntos por directo por uno de la derrotada, ganó el 82 por ciento de las unidades con el saque inicial frente al 63 de su rival y concretó tres quiebres en cinco oportunidades por dos de la norteamericana en cuatro ocasiones.
La número uno del mundo participaba en su noveno Abierto de Australia, un torneo en el que nunca había pasado de semifinales (2020).
De paso se convirtió en la única jugadora en activo junto a la estadounidense Serena Williams en haber ganado los certámenes de Grand Slam en todas las superficies (dura, hierba y tierra batida).
Por su parte, los australianos Nick Kyrgios y Thanasi Kokkinakis ganaron la final de dobles masculina al vencer a sus compatriotas Matthew Ebden y Max Purcell con parciales de 7-5 y 6-4.
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