El Consejo -el órgano encargado de la prevención, gestión y resolución de conflictos en el continente- aprobó a finales de enero pasado una resolución en la que acogía con satisfacción el nombramiento de un gabinete civil de tecnócratas.
Igualmente, pedía la realización de elecciones generales en un plazo de seis meses a un año.
Sin embargo, la coalición opositora consideró que el texto es incoherente con su manifiesta posición contra los golpes militares.
Subrayó además que el reconocimiento del gobierno golpista del general Abdel Fattah al Burhan es un reconocimiento del propio golpe y le otorga una clara legitimidad.
Si el Consejo ha reconocido el golpe y su gobierno, entonces ¿cuál es la razón de esta llamada al diálogo?, se interrogó la fuerza política en su comunicado.
Explicaron que hablar de comicios antes de restablecer la legitimidad del periodo de transición y poner fin al golpe de Estado es una injerencia en los asuntos internos del país.
La declaración de las Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FFC, por sus siglas en inglés) marca un claro desacuerdo con la Unión Africana que puede complicar sus planes de mediación entre las partes sudanesas.
El Consejo de Paz y Seguridad desempeñó un papel crucial para lograr un acuerdo entre el consejo militar y los grupos del FFC en agosto de 2019 tras la caída (en abril anterior) del entonces presidente Omar al Bashir.
Entretanto, al Burhan -en su condición de presidente del Consejo Soberano de Transición (la máxima instancia hasta las elecciones)- recibió la víspera con el Representante Especial del secretario general de las Naciones Unidas para Sudán y jefe de la Misión de Asistencia para la Transición en Sudán (Unitams), Volker Perthes.
Durante el encuentro se discutió sobre la situación política en el país, además de asuntos de seguridad en la región de Darfur, de acuerdo con una declaración de prensa de Perthes.
Añadió que en la reunión se revisaron los avances del proceso de consultas políticas en curso, facilitado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), para alcanzar un consenso entre los actores de la escena sudanesa para salir de la crisis actual.
Igualmente, el diplomático hizo hincapié en la necesidad de crear la atmósfera adecuada para el éxito del proceso de consultas políticas en curso, poniendo fin a la violencia que acompaña a las manifestaciones.
Desde la asonada del 25 de octubre del año pasado murieron cerca de 80 civiles que participan en las protestas para exigir el retorno de los militares a los cuarteles y el establecimiento de un gobierno civil.
Sudán vive en la inestabilidad desde el derrocamiento de al Bashir, una condición que se agravó a principios de este año cuando renunció el primer ministro Abdallah Hamdok, quien alegó la imposibilidad de formar un gabinete por presiones de los militares.
Hamdok guardó prisión domiciliaria del 25 de octubre al 21 de noviembre del año anterior, en esa última fecha firmó un acuerdo con al Burhan para regresar al proceso de transición hasta la celebración de elecciones.
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