Los análisis de laboratorio a la niña pequeña afectada muestran que la cepa detectada en Malawi está relacionada con la que circula en la provincia de Sindh, en Pakistán, donde es endémica además de en Afganistán.
Al tratarse de un caso importado de Pakistán, esta detección no afecta el estatuto de libre de poliovirus salvaje otorgado a la región africana, en agosto de 2020.
«Mientras la poliomielitis salvaje exista en cualquier parte del mundo, todos los países siguen corriendo el riesgo de importar el virus», dijo Matshidiso Moeti, directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África, en un comunicado.
Tras la detección de poliomielitis salvaje en Malawi, tomamos medidas urgentes para evitar su posible propagación, añadió tras elogiar el alto nivel de vigilancia a la enfermedad en el continente.
Aclaró que la OMS apoya a las autoridades sanitarias de Malawi para que lleven a cabo una evaluación del riesgo y una respuesta al brote, incluida la inmunización suplementaria.
También se intensificó la vigilancia en países vecinos para detectar afectados por la dolencia. El último caso detectado en África fue en 2016 en Nigeria. El año pasado en el mundo se detectaron cinco casos.
El virus se transmite de persona a persona principalmente por vía fecal-oral o, con menor frecuencia, a través de agua o alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino.
Aunque no hay cura para la poliomielitis, la enfermedad puede prevenirse mediante la administración de una vacuna sencilla y eficaz descubierta en la década del 50 del pasado siglo. También está erradicada en Europa y Las Américas.
Entre sus síntomas, la poliomelitis causa fiebre, fatiga, vómitos, dolor de cabeza, y, en algunos casos, parálisis en las extremidades.
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