“No tenemos más remedio que tomar comida de los hambrientos para alimentar a los hambrientos y, a menos que recibamos fondos inmediatos, en unas pocas semanas corremos el riesgo de no poder alimentar a los hambrientos.
Esto será el infierno en la tierra”, afirmó el funcionario en un comunicado tras culminar una visita de dos días a esta nación árabe.
Pasó menos de un año desde mi anterior viaje a Yemen y es peor de lo que nadie pueda imaginar, apuntó Beasley, quien aseguró que el riesgo de hambruna es más real que nunca.
Y justo cuando crees que no puede empeorar, el mundo se despierta con un conflicto en Ucrania que probablemente cause un deterioro económico, especialmente en países como Yemen, que dependen de las importaciones de trigo, indicó.
El texto recordó que los precios de los alimentos se duplicaron en gran parte de Yemen en 2021, lo cual agravó más la situación en el territorio nacional, marcado por el conflicto desde hace siete años.
La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida su capital, Saná.
Al año siguiente una coalición árabe, encabeza por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza.
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