Roble se reunió la víspera con los mandos militares de la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) y de las fuerzas de seguridad del país para debatir formas para el refuerzo de los controles en medio de los retrasados comicios parlamentarios, que ahora tienen como plazo final el día 15.
El plan pretende elevar la alerta en Mogadiscio, la capital, en vísperas de la cita con las urnas aquí para elegir a los legisladores y eventualmente al presidente de la República.
Durante el encuentro, el primer ministro somalí pidió a las tropas aumentar las operaciones militares contra el grupo extremista armado al Shabaab, alineado con al Qaeda, que controla vastas franjas de territorio en el sur y el centro de Somalia.
La organización lleva más de una década de insurgencia contra el gobierno respaldado por Occidente y con sede en Mogadiscio.
La exhortación se produjo tras los crecientes ataques perpetrados por los insurgentes en Mogadiscio y otras ciudades durante las recientes semanas, en un aparente intento por perturbar los comicios en curso.
En tanto, una delegación de la Comisión Electoral Federal llegó este miércoles a Bosaso, la capital de la región de Bari, donde está prevista la elección de los escaños para el Parlamento Federal de Somalia, previstos para los días 5 y 6.
La justa para el legislativo bicameral ahora tiene plazo de cierre el día 15, después de incumplir el límite del 25 de febrero y antes el de diciembre de 2021.
La culminación de la cita con las urnas conllevará a la elección de otro jefe de Estado, toda vez que el mandato de Mohamed Abdullahi «Farmajo» terminó en abril del año pasado sin que se escogiera a su sucesor.
Somalia vive en la inestabilidad política desde el derrocamiento en 1991 del ya fallecido presidente Mohamed Siad Barre.
Además de las acciones de grupos armados y la amenaza de sequía para siete millones de sus casi 16 millones de habitantes, en el país los dos hombres poderosos: Farmajo y el primer ministro Mohamed Hussein Roble viven en permanentes polos opuestos.
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