La mayoría de los países que ya intervinieron en el mayor organismo de Naciones Unidas abogan por las vías diplomáticas para resolver la situación, en tanto Occidente sigue amenazando a Rusia e insiste en culparla por todo lo sucedido.
Varios Estados latinoamericanos expusieron la víspera su visión sobre el actual escenario en Ucrania.
Cuba rechazó la hipocresía y el doble rasero de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ante la operación militar de Rusia en Ucrania y llamó a valorar detenidamente los factores que conllevaron al uso de la fuerza.
El representante permanente de la isla ante Naciones Unidas, Pedro Luis Pedroso, recordó en la Asamblea General que Washington y la OTAN bombardearon Yugoslavia en 1999, en función de sus objetivos geopolíticos, con un alto costo en vidas humanas.
Asimismo, subrayó, Estados Unidos y sus aliados utilizan la fuerza, invaden países soberanos para provocar cambios de régimen, intervienen en los asuntos internos de otras naciones y son responsables de la muerte de cientos de miles de civiles, que denominan “daños colaterales”, puntualizó.
El empeño estadounidense en continuar la progresiva expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia condujo a un escenario con implicaciones de alcance impredecible, el cual se pudo evitar, consideró Pedroso.
Cuba aboga por una “solución diplomática seria, constructiva y realista de la actual crisis en Europa”, que garantice la seguridad y soberanía de todos, así como la paz y la estabilidad regional e internacional, recalcó.
Por su parte, el embajador de Nicaragua ante la ONU, Jaime Hermida Castillo, también se refirió al doble rasero que existe al abordar el conflicto en Ucrania.
El representante permanente de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, aseveró que el organismo multilateral no puede ser utilizado para profundizar los conflictos.
La representación de Rusia ante Naciones Unidas destaca que hace ocho años, los habitantes del Donbass sufren las agresiones de los nacionalistas ucranianos sin que esto pareciera alarmar a la comunidad internacional.
El pasado 24 de febrero, Rusia inició una operación militar en la región autónoma ucraniana de Donbass, luego de la solicitud de ayuda de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk para repeler la agresión de Kiev.
Tres días antes, el 21 de febrero, el presidente Vladimir Putin reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua que incluyeron no solo el establecimiento de relaciones diplomáticas sino también el apoyo militar.
Putin advirtió en discurso televisado que la operación tiene el objetivo de proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio por parte de Ucrania durante los últimos ocho años y desmilitarizar al vecino país.
rgh/ifb
