El diario La República se sumó a lo que no pasaba de ser un lema de marchas callejeras y lo tomó como posición en un editorial que plantea que “para recuperar la institucionalidad democrática y devolver gobernabilidad” deben renunciar el presidente Castillo y la titular conservadora del Parlamento, Maricarmen Alva.
Al respecto, el exconsejero presidencial Alberto Adrianzén dijo a Prensa Latina que, a partir del testimonio de la empresaria Karelim López, que busca involucrar al presidente en una supuesta red de corrupción, había que pensar “en elecciones anticipadas y generales como una salida a esta prolongada crisis”.
El influyente periodista César Hildebrandt opinó que tal vez la celebración de nuevas elecciones quizás permita una salida a la crisis, lo cual evitaría “asistir a esta eterna agonía de dos fuerzas desfallecientes, dos desprestigios que se pelean un trofeo que no sé en qué consiste”, aludió en referencia a Castillo y Alva.
El analista político Fernando Tuesta compartió la idea de nuevos comicios, pero la consideró poco probable y dijo que tendría que complementarse con una reforma política que amplíe las opciones electorales “porque de lo contrarío sería más de lo mismo”.
Castillo ha dicho reiteradamente que no renunciará y no retrocederá en la decisión frente a quienes considera un sector minúsculo que no quiere acatar la voluntad popular expresada en su reelección.
Alva, a su vez, no oculta su afán de reemplazar al mandatario previo bloqueo a la vicepresidenta, Dina Boluarte, quien ha dicho que si Castillo fuera vacado (destituido) por el Parlamento -lo que intenta por segunda vez la extrema derecha- ella no aceptaría reemplazarlo, aunque muchos dudan que mantenga esa posición.
La analista política Paula Távara aseveró que es irreal que los protagonistas de la crisis puedan lograr la salida, pero la fórmula “Que se vayan todos” con nuevas elecciones puede llevar a “la misma polarización discursiva, con los mismos actores cortoplacistas y desprestigiados”.
Según la historiadora Cecilia Méndez, promover la vacancia y plantear su renuncia no conllevan propuestas de solución, en un contexto en el que la prensa es más inquisitorial de lo que ha sido con otros gobiernos.
El analista Javier Torres advirtió por su parte que si la oposición llegara a vacar al presidente sin convocar de inmediato a nuevas elecciones generales, “podríamos tener una movilización en contra, muy fuerte”.
En tal caso, añadió, habría un desenlace como el de noviembre de 2020, cuando grandes protestas obligaron a renunciar al conservador Manuel Merino, a menos de una semana de asumir la presidencia en reemplazo del vacado Martín Vizcarra.
El politólogo Sinesio López descarta las nuevos comicios como solución y señala la necesidad de una reforma política profunda y regular las condiciones de la competencia, teniendo en cuenta que mientras haya un oligopolio mediático no es posible tener elecciones justas ni una democracia aceptable.
Para hacer la reforma, dijo, “es necesaria la intervención del pueblo soberano para que cambie las reglas de juego del régimen y la regla de reglas, la Constitución”.
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