Las medidas, ya aplicadas a más de 200 personas y entidades, comprenden la congelación de bienes a Abramavich, la prohibición de realizar transacciones con particulares y empresas británicas y la imposibilidad de viajar al país.
Varios consorcios estadounidenses, dueños de equipos de la Liga Nacional de Fútbol Americano, un multimillonario turco, un consorcio saudí y un promotor inmobiliario británico quedan ahora a la espera de que Reino Unido dé un permiso especial al Chelsea para seguir adelante con la venta.
Por ahora, el Chelsea recibió una «licencia especial» para pagar salarios a todos sus empleados, incluidos jugadores y entrenadores.
También podrán dedicar 20 mil libras esterlinas (23 mil 800 euros) para cada partido que jueguen fuera de casa, en concepto de viaje y estancia.
Además, en los encuentros de casa, el límite de gasto se eleva hasta las 500 mil libras (595 mil euros) y los aficionados podrán adquirir comida y bebida en las dependencias del estadio.
Otro de los golpes a las finanzas del Chelsea llega en su feudo del Stamford Bridge porque sus directivos no podrán vender entradas para partidos a partir del 10 de marzo y solo los socios podrán acudir a los encuentros.
En lo deportivo, el club londinense no podría acometer las renovaciones de alemán Antonio Rudiger y del danés Andreas Christensen para la próxima temporada, a los que habría que mejorar su salario, imposible con las restricciones actuales.
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