La nota, avalada por portavoces oficiales, da cuenta de la muerte de siete oficiales de la Policía y cuatro milicianos en dos ataques el martes en el noroeste y el centro del país, zonas en las cuales desde hace años operan bandas de forajidos.
En el primer asalto “docenas de hombres armados irrumpieron en una unidad policial en el distrito de Magama, estado de Níger (centro) y durante el combate murieron el comandante divisional, dos agentes y cuatro milicianos”, señala el parte.
Por lo menos 500 hombres con fusiles participaron en la segunda acción, el asalto a una fábrica, en el estado de Kebbi (noroeste), para secuestrar a trabajadores extranjeros, según el vocero policial Nafiu Abubakar.
Los raptos de ciudadanos foráneos para exigir rescates en efectivo son uno de los medios utilizados por las bandas armadas para obtener ingresos.
Las operaciones de las pandillas, declaradas terroristas y enemigas de la Humanidad por el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, carecen de motivación política, a diferencia de las acciones del grupo islamista Boko Haram cuyo propósito es establecer un califato en Nigeria.
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