Aupado por las encuestas y con protagonismo en el conflicto que enfrenta a Ucrania y Rusia, el jefe del Estado expuso la víspera a los franceses su programa, con el argumento de que es fruto “de las crisis que hemos atravesado juntos durante estos cinco años”, como las protestas sociales, la pandemia de la Covid-19 y las hostilidades en el este europeo.
Con un costo estimado en 50 mil millones de euros, más una baja de impuestos por 15 mil millones, el proyecto del líder de La República en Marcha busca tranquilizar inquietudes, que van desde el temor a la guerra y las dificultades económicas hasta la inseguridad y la inmigración.
La iniciativa de Macron ofrece paliativos a un país en el cual los electores sitúan la caída del poder adquisitivo como principal preocupación de cara a la cita en las urnas del 10 de abril, problema que genera además protestas y huelgas frecuentes.
Es así que sus promesas incluyen una mejor remuneración para los educadores, una pensión mínima de retiro de mil 100 euros y el pleno empleo de aquí a un lustro.
La respuesta de los otros candidatos en las presidenciales no se hizo esperar, y desde las redes sociales o en declaraciones a la prensa emitieron calificativos de abuso, desgracia, indigno o extravagante para el programa presentado, cuyo impacto en la opinión pública está por ver.
Macron ya prometió antes revivir la democracia, pero no lo cumplió, expuso la representante de la extrema derecha Marine Le Pen, a quien todos los sondeos otorgan las mayores opciones de ser la rival del mandatario en el balotaje del 24 de abril, escenario que reeditaría el duelo por el Palacio del Elíseo del 2017.
Por su parte, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, denunció “un abuso social generalizado y la destrucción de los servicios públicos fundamentales”, mientras el aspirante por el Partido Comunista, Fabien Roussel, consideró que las propuestas electorales traerán “más desgracia para el mundo laboral y otros cinco años de reformas antipopulares”.
La conservadora Valérie Pécresse, quien ha cedido terreno en las intenciones de voto, fue más allá al tildar al plan de negación de todos los temas republicanos y de carente de credibilidad.
Expertos vaticinan poco impacto de la polémica en las encuestas, que reflejan un 30 por ciento de apoyo a Macron en la primera ronda, seguido por Le Pen con un 18.
Detrás de los punteros y aún con opciones de balotaje, los sondeos ubican a Mélenchon y al ultraderechista Éric Zemmour (12-13 por ciento) y a Pécresse (11) cerrando la lista de los candidatos con doble dígito.
Hay coincidencia en Francia de que solo un evento extraordinario podría amenazar el favoritismo de Macron en las cercanas presidenciales, de ahí que el mandatario “evite los riesgos innecesarios” en la recta final de la carrera por el Elíseo.
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