Las medidas adicionales contemplan la congelación de activos a 15 funcionarios del Ministerio de Defensa ruso, entre ellos el jefe del servicio de inteligencia y los viceministros de defensa, así como a nueve organizaciones relacionados con la industria militar como Rosoboronexport.
Los nombres vetados por las autoridades niponas llegan ahora a 95 junto con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo belaruso, Alexander Lukashenko.
La jornada de este viernes marca también el inicio de las prohibiciones de exportación de cerca de 300 productos y tecnologías que, a juicio de Tokio, podrían aumentar las capacidades militares del país euroasiático.
En tal sentido, el embargo aplica a semiconductores, equipos de comunicación, sensores, programas de diseño para máquinas de fabricación de chips, motores diésel de alta potencia utilizados en vehículos pesados y mecanismos de refinación de petróleo, precisó el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón.
Desde el inicio de la operación militar especial rusa en el este de Ucrania, Tokio ha coordinado las restricciones con Estados Unidos, el Grupo de los Siete, la Unión Europea y países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
A tono con su política coercitiva, Japón despojó a Rusia de su estatus de “nación favorecida” (que otorga mejores términos comerciales) y suspendió de forma temporal los proyectos de cooperación económica, incluido un plan conjunto sobre la disputa territorial por las islas Kuriles, de soberanía rusa.
El pasado 24 de febrero, el ejército ruso incursionó en la región del Donbáss, para proteger a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk de los abusos y el genocidio del Gobierno de Ucrania.
De acuerdo con el Kremlin, otro de los objetivos de la ofensiva es desmilitarizar a la vecina nación para garantizar su seguridad nacional, frente a la amenaza que representa la política belicista de la OTAN y su proyectado expansionismo hacia el este.
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