Pero Claudia Sheinbaum, la jefa del gobierno capitalino, anunció que la tradicional representación de la Pasión de Cristo en la alcaldía de Iztapalapa será virtual y presencial.
Esa semana es la de la actividad más trascedente del calendario litúrgico porque denuncia a los sacerdotes del Sanedrín quienes desataron su furia asesina contra aquel que expulsó a los mercaderes del templo.
Hace dos mil 22 años Caifás y sus sacerdotes aliados de Poncio Pilato, hicieron lobby para otorgar en el parasceve (pascua judía) el perdón a un reo condenado a muerte, y se la concedieron a un rufián llamado Barrabás y no a Jesús.
En la parte opuesta del mundo nadie se enteró de aquella injusticia. En lo que hoy es México, los habitantes de entonces de más de un centenar de etnias no sabían de un Dios que reinaba ni de un imperio romano.
Aquí se había construido un régimen social con gobernadores y urbes émulas a las del Egipto de antes de aquella época cristiana, construían acueductos, tenían sus escrituras propias y calendarios y también guerras porque la naturaleza humana no es indivisible.
Pasaron unos mil 500 años para que se enteraran de que en Jeusalén sucedió un execrable crimen de un hombre a quien después de torturar obligaron a caminar descalzo, sobre cascajos punzantes y cargando una enorme cruz de pesado roble, para clavarlo en ella.
Eso no había ocurrido nunca en esta parte del mundo.
Fue con la llegada de aquellos tipos con ropa estrafalaria, greñas hirsutas, barbas que México vivió suplicios semejantes a los de Jesús hacia el Gólgota. Allí fariseos y saduceos -algo como republicanos y demócratas- lo exhibieron en la cruz.
En el México de hoy ocurrió un hecho de espanto único, cuando el cura Miguel Hidalgo fue decapitado y su cabeza exhibida durante 10 años en la alhóndiga Granaditas, un Gólgota de Guanajuato.
La historia de Jesús penetró en México primero gracias a los arcabuses y la crueldad de la conquista y luego a la palabra, y produjo un sincretismo hasta llegar al monoteísmo cristiano.
España enriqueció el acervo cultural de México, pero a costa de un saqueo descomunal y odiosos crímenes de guerra, pero Mdrid no se ha excusado como le pide el presidente López Obrador.
El catolicismo sigue reinando en este mosaico étnico que es México, y las estadísticas indican que el 85 por ciento de la población lo practica, aunque los protestantes van en aumento.
Más que el propio Jesucristo, la más venerada de todas las deidades es la Virgen de Guadalupe, hospedada en Cerro Tepeyac.
Allí se han llegado a conglomerar en los días de su festejo en diciembre, hasta 11 millones de pagadores de promesas.
Ahora, tras dos largos años de sufrimiento por la Covid-19, los mexicanos se preparan para salir en tromba a playas y montañas para solazarse pero, entre rezos y plegarias, empinan mucho el codo hasta parecer más una fiesta pagana que una liturgia.
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