Así lo confirmó una encuesta de la firma de investigación crediticia Teikoku Databank según la cual, hasta el pasado mes de marzo, 338 compañías niponas poseían acuerdos directos de exportación o importación con contrapartes rusas, mientras 14 mil 949 mantenían otro tipo de nexo.
De acuerdo con el informe, las medidas coercitivas tendrán un impacto inevitable sobre las corporaciones nacionales, algunas obligadas por presiones de diversa índole a reducir o cancelar sus convenios.
La mitad de las encuestadas (50,3 por ciento) aseguraron repercusiones negativas en el desempeño de sus negocios, asociadas a la falta de suministros o la mayor cotización de las materias primas importadas.
Dentro de este grupo, destacan las empresas relacionadas con el petróleo, gas natural, transporte de carga, proveedoras de madera y bambú, restaurantes, supermercados, junto a otras pertenecientes a los sectores de la agricultura, forestal y pesca.
Así mismo, los fabricantes de automóviles, maquinarias o componentes electrónicos prescindirán de sus exportaciones a Rusia, que en el caso de los carros representa unas 100 mil unidades anuales sin vender.
El 20,7 por ciento de las 24 mil 561 firmas consultadas en Japón desconocía aún las posibles consecuencias del conflicto ruso-ucraniano sobre su rendimiento, mientras que el 28,1 por ciento respondió “sin efecto”.
Por otro lado, solo el 0,9 por ciento alega un “impacto positivo”, entre las cuales sobresalen las vinculadas a la producción arrocera. En sus respuestas, estas empresas argumentaron que, sin la competencia de productos rusos como el trigo, el consumo de los suyos aumenta, lo cual se traduce en beneficios económicos.
“A medida que crece la incertidumbre sobre el futuro, se requiere que el gobierno tome medidas económicas urgentes para evitar el estancamiento de las actividades corporativas y la disminución de la confianza del consumidor”, concluyó el informe de Teikoku Databank.
jcm/lcp