Por Sinay Céspedes Moreno
Corresponsal de Prensa Latina en Ecuador
La reciente trigésimo séptima Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), celebrada en Quito, capital de Ecuador, fue el escenario propicio para exponer experiencias y plantear estrategias conjuntas en busca de la soberanía alimentaria.
Con esa meta, delegaciones de 33 países del área asistieron al encuentro efectuado del 28 de marzo al 1 de abril, que incluyó temáticas relevantes y de interés común para los asistentes, así como la elaboración de un plan de acciones para los próximos dos años.
Transformar los sistemas agroalimentarios de la región para llegar a una mayor eficiencia, resiliencia y sostenibilidad fue una de las metas del evento que trató aspectos vinculados al Marco Estratégico de la FAO para el periodo 2022-2031, alineado con la Agenda 2030.
“En el 2025, la región deberá producir suficientes alimentos para millones de habitantes, más de lo que lo hace hoy en día”, aseguró el director general de la FAO, Qu Dongyu. Agregó que para lograr ese fin, los países del área necesitan transformar sus sistemas agroalimentarios con ayuda de la innovación, mediante el uso de la tecnología y con políticas responsables.
PRODUCCIÓN, NUTRICIÓN, MEDIO AMBIENTE Y VIDA
Los debates de las delegaciones estuvieron centrados en los cuatro grandes objetivos concebidos por la FAO: Mejor Producción, Mejor Nutrición, Mejor Ambiente y Mejor Vida (sin dejar a nadie atrás).
Enfocados en las denominadas cuatro mejoras, hubo espacios de discusión que partieron de la situación actual para llegar a propuestas desde la reestructuración de los sistemas a la búsqueda de iniciativas a fin de generar inversión e inyección de capital, mejorar la capacitación de la fuerza de trabajo y dignificar a las comunidades agrícolas y pesqueras.
Particularmente, Cuba defendió la cooperación y la solidaridad como herramientas de ayuda para paliar la situación y en ese sentido el ministro de Agricultura de la nación caribeña, Ydael Pérez, definió esos principios como “las palabras de orden”.
De su lado, el máximo directivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura insistió en que todos los esfuerzos deben estar dirigidos hacia cumplir el reto de alimentar a 10 mil millones de habitantes para 2050 y eso impone acciones multilaterales.
LOS OJOS PUESTOS EN EL CAMPO
El encuentro en Quito sirvió para evaluar los efectos negativos en la producción agrícola de dos años de pandemia de la Covid-19, que además de ocasionar daños en la salud mundial, deprimió la economía, elevó el precio de insumos necesarios para las cosechas y por consiguiente los valores de los alimentos.
Otro agravante en los problemas del sector lo impone el conflicto existente entre Ucrania y Rusia, con afectaciones en las exportaciones y menos productos del agro en la mesa de las familias.
Ante esa realidad, la respuesta conjunta fue poner los ojos y los esfuerzos en el campo, para lo cual la Conferencia planteó algunas prioridades como la construcción de sistemas agroalimentarios sostenibles.
En cuanto a ese particular, la FAO aseguró que ayudará a los países de la región a impulsar dietas saludables, así como políticas y programas para apoyar a 104 millones de personas con obesidad y a otros 60 millones que padecen hambre.
Sociedades rurales prósperas e inclusivas resulta la segunda línea de trabajo y en ese camino, la idea es fomentar el desarrollo de las comunidades y generar programas por el bienestar de quienes hacen producir la tierra.
Una tercera prioridad será enfocarse en la agricultura resiliente y adaptada al cambio climático, fenómeno que se debe combatir de forma mancomunada y con prácticas más amigables con el medio ambiente.
De acuerdo con datos ofrecidos por Julio Berdegué, subdirector general de la FAO y representante regional para América Latina y el Caribe, la mitad de la población que vive en los campos de los Estados de la zona es pobre y el 82 por ciento de quienes trabajan en la agricultura y en la pesca, lo hacen desde la informalidad y sin las condiciones requeridas.
Con esos antecedentes, el comercio justo y los acuerdos de cooperación, la transferencia tecnológica y el intercambio de experiencias son algunos de los mecanismos que a juicio de los gobiernos ayudará a disminuir la desigualdad e impulsará la soberanía alimentaria.
Dos años tendrán los Estados, a partir de las pautas trazadas en la 37 Conferencia Regional de la FAO para América Latica y el Caribe, a fin de implementar las recomendaciones consensuadas desde la Mitad del Mundo, cuyos resultados serán analizados en la próxima cita, prevista en Guyana, en 2024.
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