Previsto a desarrollarse dos veces al año, la muestra acontece por estos días en en el sistema de sótanos del antiguo depósito de vinos del barrio de Friedrichshain, donde 14 artistas y grupos conviertieron doce salones en galerías para objetos diversos, luz y sonido.
Según explicaron los organizadores de la iniciativa, la idea surge del potencial extraordinario que atesora la red de túneles, pasillos y catacumbas existente en los subsuelos berlineses, algunos casi desconocidos y de difícil acceso.
Diseñado como una busqueda de tesoros, que se anuncia 48 horas antes de cada visita, el proyecto pretende garantizar una audiencia fiel, capáz de disfrutar a plenitud el despliegue estético de las exhibiciones, instaladas en la oscuridad de los sótanos.
“En Berlín, los artistas siempre han buscado nuevos lugares para sus obras”, afirma la presentación del proyecto que evoca los retros impuestos por la pandemia de la Covid-19 y su impacto en el nacimiento de escenarios diferentes como clubes, industrias, escaparates de negocios, entre otros.
Himmel unter Berlin es una serie de exposiciones en los lugares más oscuros de la ciudad que invita a imaginar un mundo oculto a explorar lo que hay detrás (debajo) de lugares habituales y descubrir en los “pasillos laberínticos las obras de creadores que dan nueva vida al lugar abandonado”, reseña el programa de la cita.
Entre las atracciones, destaca la casa de jardín transparente de la escocesa Leigh Sachwitz, que bajo el título Insideout sirve de pantalla para un audiovisual basado en imágenes de la infancia, mientras Carocora y Sven Sauer aluden a los tratos recibidos por el personal sanitario con una instalación flotante con globos en batas.
Asimismo, impactan los rayos láser de Margareta Hesse con sus Trampas de luz, en tanto Julia Sossinka invita a lña reflexxión interna en la pintura tridimensional Melt y Boris Acket cuestiona el subjetivismo de la relación tiempo-espacio.
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