Un informe publicado este miércoles en el periódico Granma agrega que más de mil 500 millones de pesos fueron ejecutados durante el año pasado por ese ministerio.
Significa el mensaje que los trabajos abarcaron sobre todo el área de la sideromecánica, como parte de un programa de alto impacto para la economía insular, buena parte de cuyas obras tendrán continuidad en el actual calendario.
Sobresale el proceso de modernización y ampliación de la Empresa Siderúrgica José Martí, conocida como Antillana de Acero, de la capital, en la cual se pretende arrancar y proseguir los trabajos en el laminador, según autoridades del sector.
Una vez concluida la inversión en la mayor planta de su tipo en el país, su puesta en marcha permitirá ampliar la producción, a ciclo completo, de la metalurgia de acero a gran escala, como aporte directo a la sustitución de importaciones y elemento potenciador del desarrollo industrial de la nación.
También se mantuvieron las labores constructivas en la Empresa de Refractarios, de Mayabeque, encargada de cubrir las necesidades de las industrias dedicadas a la producción y transformación del acero, de azúcar, construcción y generación eléctrica.
Especifican que valor de uso se les dio, igualmente, a las inversiones llevadas a cabo en la Empresa Industrial Ramón Peña, de La Habana.
En ese caso, sus líneas cuentan ahora con modernas capacidades de metalmecánica para asumir la fabricación de equipos destinados a la zafra azucarera, agricultura y la higiene comunal.
Otra entidad que recibió los beneficios del programa inversionista fue la Planta Mecánica Fabric Aguilar Noriega, de la central provincia de Villa Clara.
En el anterior caso, tuvo énfasis el área de fundición, lo que la coloca en mejores condiciones para responder a la demanda de equipos, partes y piezas de repuesto de la industria nacional.
Tales acciones, más otras dirigidas a diversificar las ofertas, elevan la calidad, afianzan los encadenamientos productivos y encuentran nuevos nichos de mercado, insistieron.
Esas tareas inciden de manera gradual en la disminución de la dependencia de la cuenta de financiamiento central para encaminar su recuperación y desarrollo.
Aunque lejos aún de sus potencialidades, la industria sideromecánica se adentra en el comercio en moneda libremente convertible (divisas), cuyos ingresos le permitieron sufragar la elaboración de más de mil sillones de ruedas, y comercializar bicicletas y motos eléctricas en el mercado interno.
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