“Bombardearon un asentamiento urbano, el centro del distrito de Klímovsk, allí volaron nueve proyectiles. Sabían hacia dónde estaban disparando y sabían que estaban disparando al sector residencial, a las casas”, comentó al canal de televisión Rusia 24.
Según las más recientes cifras, ocho personas resultaron heridas como consecuencia del ataque, entre ellas una mujer embarazada y un niño de dos años que sufrió una herida penetrante en la cabeza.
Su estado, así como el de otra mujer, es evaluado por los médicos como crítico, reportó la agencia de noticias TASS.
Un equipo del Centro Federal de Medicina de Catástrofes del Ministerio de Salud de Rusia fue enviado a Briansk, junto con neurocirujanos infantiles.
Bogomaz detalló que el ataque fue dirigido a un sector privado de edificios residenciales de una sola planta donde no hubo evacuación de la población. “Dos viviendas se quemaron por completo y unas 100 sufrieron daños de diversa consideración”, resumió.
“Decidimos ayudar plenamente a las personas y apoyar en las reparaciones a quienes lo necesiten”, aseguró Bogomaz.
Ayer, el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) reportó otro ataque con mortero desde territorio ucraniano en las inmediaciones del puesto de control fronterizo de Novye Yurkóvichi, también en la región rusa de Briansk. Según el Departamento de Fronteras del FSB, en el lugar se encontraban unos 30 refugiados durante el bombardeo, pero solo resultaron dos vehículos utilizados para el traslado de los evacuados desde Ucrania.
Este miércoles, el Ministerio de Defensa ruso advirtió que sus Fuerzas Armadas lanzarán ataques contra puestos de mando militares, incluso en Kiev, si las tropas enemigas realizan nuevas incursiones contra regiones fronterizas de la nación euroasiática.
“Esto es algo que nuestro Ejército se ha abstenido de hacer hasta ahora”, subrayó el portavoz del ente castrense mayor general Ígor Konashénkov.
Regiones rusas en la frontera con Ucrania activaron en los últimos días sus protocolos de nivel alto de amenaza terrorista (amarillo), ante las advertencias sobre posibles ataques y provocaciones desde el territorio del país vecino.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En su discurso para informar sobre el comienzo del operativo, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
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