Realizado por expertos estadounidenses y suizos y divulgado por la revista British Medical Journal (BMJ), a partir de analizar el impacto al organismo humano de la disminución de factores de riesgo, la investigación descartó que llegar a una edad avanzada signifique años extra vividos con Alzheimer.
La evaluación tomó como referencia datos de dos mil 449 participantes mayores de 65 años (con una edad media de 76), sin antecedentes de demencia, dentro del Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago, ciudad más grande del estado de Illinois, Estados Unidos.
Al sumar otros factores potencialmente influyentes como la edad, el sexo, la etnia y la educación, los científicos confirmaron que las mujeres y los hombres con un estilo de vida saludable, después de los 65 duraban 24,2 y 23,1 años, respectivamente.
Empero, la esperanza de vida entre quienes vivían menos sano caía a 21,1 y 17,4 años, detallaron, mientras aseguraron que sus estimaciones «podrían ayudar a los profesionales de la salud, a los responsables políticos y a las partes interesadas a planificar los futuros servicios sanitarios, los costes y necesidades».
Un texto en la propia revista BMJ vinculado al estudio calificó de clave los resultados expuestos para “el bienestar de las poblaciones que envejecen, las políticas y programas de salud pública afines”.
El desarrollo y la aplicación de programas de intervención en aras de reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer y otras demencias adquiere importancia dados los esfuerzos internacionales por reducir la presión sobre los estresados sistemas sanitarios, los trabajadores del sector y los cuidadores, subrayó.
«Promover un mayor compromiso con estilos de vida saludables puede aumentar los años de vida libres de demencia y retrasar la aparición de la misma», finalizó.
La Organización Mundial de la Salud prevé que el número de personas con Alzheimer y otras demencias se triplique en todo el orbe para 2050, un salto de unos 57 millones en 2019 a 152 dentro de 28 años.
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