La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios precisó en un informe que 19 millones de personas requieren ayuda alimentaria y 21,9 millones apoyo para acceder a servicios de salud críticos.
El organismo advirtió que en 2022 unos 2,2 millones de niños y 1,3 millones de mujeres embarazadas o lactantes sufrirán desnutrición aguda.
“El conflicto armado causó decenas de miles de bajas civiles y desplazó a más de cuatro millones de personas, convirtiendo a Yemen una de las mayores crisis humanitarias del mundo”, subrayó.
Al menos 377 mil yemenitas murieron como consecuencia directa o indirecta de ese conflicto, reveló.
La agencia consideró que la situación empeorará este año debido a la escalada bélica y al deterioro socioeconómico del país.
En ese sentido, destacó que la economía nacional se redujo a la mitad desde 2015, mientras que el 80 por ciento de la población vive por debajo del línea de pobreza.
“El crudo colapso económico es más evidente en la pérdida de ingresos, tanto de las personas como del Gobierno, la depreciación de la rial yemení (la moneda local), el aumento de los precios de las materias primas y las restricciones comerciales a la importación, incluso para combustible”, apuntó.
Al respecto, afirmó que la fuerte devaluación erosionó el poder adquisitivo en Yemen, donde las importaciones representan alrededor del 90 por ciento de los alimentos consumidos y otros bienes básicos mercancías.
Como resultado, millones más personas no pueden cubrir sus necesidades básicas y son cada vez más dependientes en la asistencia humanitaria para sobrevivir, recalcó.
La guerra comenzó en 2014, cuando los rebeldes hutíes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida Saná, la capital.
Al año siguiente una coalición árabe, encabezada por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del entonces mandatario Abd Rabbu Mansour Hadi, quien recientemente entregó el poder al nuevo Consejo de Liderazgo Presidencial.
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