Así lo afirmó el presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, Jorge Luis Aneiros, al subrayar, además, lo imperioso de permear ese aprendizaje de formas renovadoras y de un lenguaje cercano a las nuevas generaciones con el empleo de las modernas tecnologías.
Comisiones de trabajo abordaron temáticas relativas las luchas independentistas y de liberación nacional; las transformaciones políticas, económicas y los procesos culturales y educacionales asumidos en la Isla, tras el triunfo revolucionario de 1959.
La cita también responde al llamado del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la república, Miguel Díaz-Canel, de “renovar la manera de dialogar con el pasado y romper esquemas obsoletos en su aprendizaje”.
La disciplina tiene hoy el imperioso reto de llegar a los jóvenes de manera atractiva, con sus verdades y esencias por ser identidad y cultura, convinieron en señalar los expertos.
Considerada patrimonio nacional, la historia es un proceso demostrativo de resistencia y emancipación de las diferentes generaciones de cubanos, indicaron.
Las sesiones de este congreso finalizaron en el memorial erigido a los Malagones, el grupo de humildes campesinos pinareños que devino simiente de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
En las faldas de la gran caverna de Santo Tomás, entre las mayores de América Latina y el Caribe, se entregó el Premio Nacional de Historia al investigador matancero, Urbano Martínez.
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