Ese elemento tiene vital importancia en un mundo que trata a toda costa de recuperarse y rescatar su turismo, incluso cuando aún permanece la pandemia de la Covid-19, tal y como lo recuerdan gremios ferroviarios europeos.
Los Bala son reyes en la actualidad y apuntan a un futuro cada vez mejor renovado en cuento a este tipo de medio.
Dichos vehículos están definidos como el transporte de viajeros por ferrocarril por excelencia, y funcionan a una velocidad máxima de 200 kilómetros por hora (km/h).
Representan la última generación del ferrocarril en el mundo, con ejemplos en Japón y varios países europeos, con 30 años de inversiones en caminos de hierro.
La atención a este tema de los Bala, tiene su origen en el italiano ElettroTreno ETR 200 de 1939, y se justifica por la necesidad de aliviar la congestión del tráfico aéreo y terrestre, a la vez de recortar los costos de explotación y contaminación.
Para este tipo de movilidad, las vías deben tener curvas con radios superiores de como mínimo tres mil metros, distacia bastante mayor a las trazadas en las líneas convencionales, que emplean hasta 500 metros como mínimo.
Los túneles, por su parte, exhiben una sección considerablemente mayor, para evitar los efectos aerodinámicos debidos al cruce.
Las locomotoras de los Bala son capaces de superar los 250 km/h, por lo cual los coches se fabrican con materiales más ligeros, mientras los motores se mantienen sin sacrificar la potencia, gracias a nuevos diseños y a la utilización de materiales de menor peso.
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