Diversos vídeos divulgados en las redes sociales mostraron imágenes del asalto de la policía israelí a la Mezquita de Al Aqsa, que forma parte del complejo religioso.
Durante la operación los agentes rompieron una de las puertas de entrada y causaron daños al milenario recinto.
Los uniformados usaron balas de gomas y gases lacrimógenos contra los fieles, quienes a su vez corearon consignas contra la ocupación. Medios de prensa palestinos denunciaron que también se reportaron choques en el patio.
Tanto el imán de la Mezquita, el jeque Ikrima Sabri, como su director, el jeque Omar Al-Kiswani, condenaron el ataque de las tropas de Tel Aviv.
Por su parte el Frente Popular para la Liberación de Palestina llamó a intensificar la resistencia en los territorios ocupados.
La incursión tuvo como objetivo escoltar el ingreso al complejo religioso de cientos de colonos judíos, divididos en al menos ocho grupos, que esperaban afuera mientras la policía reprimía a los palestinos.
En medio de este clima de violencia, el legislador israelí Itamar Ben Gvir llamó esta mañana a construir una sinagoga en el patio del recinto.
Partidario de la colonización judía de las tierras palestinas, Ben Gvir es conocido por sus posturas más radicales, rechazada incluso por numerosos políticos en su país.
En abril las tensiones escalaron en torno a la Explanada de las Mezquitas tras las sistemáticas incursiones israelíes para desalojar a los musulmanes con el objetivo de permitir la entrada de los judíos con motivos del Pesaj, una fiesta que simboliza el comienzo del éxodo de ese pueblo.
Ante la ola de enfrentamientos y condenas internacionales, Tel Aviv prohibió a los no musulmanes visitar el complejo religioso hasta el fin del Ramadán, mes sagrado para los musulmanes, que concluyó este año en 1 de mayo.
Sin embargo, esta semana reabrió el sitio para los judíos, pese a las críticas de los palestinos, que lo consideran una provocación.
El complejo es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, a estos últimos solo se les permite visitar el lugar con numerosas condiciones, pero no rezar.
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