El sondeo, que también tuvo el apoyo del Centro de Estudios de la Violencia de la Universidad de Sao Paulo, se basó en enfrentamientos con civiles o lesiones no naturales con intencionalidad que involucran a los policías en activo.
Tal estudio pone al desnudo que los planteamientos policiales reflejan el racismo histórico del gigante suramericano.
Además de los agentes de seguridad, la responsabilidad de este guarismo debe atribuirse también a instituciones del sistema de justicia.
G1 precisa que 11 estados (de 26 y el Distrito Federal) no divulgan información completa sobre la raza de los ultimados a manos de agentes en ese calendario.
Incluso entre los que sí recogen y ponen a disposición los datos hay varios casos de «carrera desinformada».
Considerando solo los casos en los que se revela el color de la piel, las cifras revelan que de las dos mil 700 víctimas, dos mil 200 son negras (81,5 por ciento).
No se ha revelado la raza de unas dos mil 500 de las más de seis mil 100 personas muertas por la policía en 2021, es decir, un 41 por ciento del total.
Sin embargo, entre los tres mil 600 casos en los que se conoció la raza, más de 900 figuran como «no informada».
De acuerdo con expertos, los dígitos disponibles muestran que los negros son víctimas de la policía brasileña de forma desproporcionada.
«Los negros siguen siendo las principales víctimas de las intervenciones policiales con resultado de muerte: si representan el 56 por ciento de la población, constituyen el 81,5 por ciento de las víctimas de la letalidad policial», afirman Samira Bueno y Renato Sérgio de Lima, del FBSP.
Hay una concepción de que seríamos inferiores, peligrosos y propensos a la delincuencia, asegura Dennis Pacheco, investigador del foro.
A partir de esto, advierte, «se construyen estereotipos en torno a la figura del joven negro periférico que hace que la policía, los guardias de seguridad privada y la gente común sean más propensos a practicar la violencia contra los negros».
Recientemente, el Partido de los Trabajadores insistió en que resulta necesario reanudar las políticas afirmativas, especialmente en un momento en que Brasil se enfrenta al escandaloso apartheid social, agravado por el gobierno de Jair Bolsonaro y el aumento de la desigualdad por la pandemia de Covid-19. jcm/ocs